Historias de Patentes (XVI) El avión 1904

Autor

Miguel Á. Martínez (Socio y Experto en Patentes y Marcas)

Publicado

08/06/2023

✍🏻 Muchas personas a lo largo de la historia han tratado de resolver el enigma del vuelo con motor controlado pero han fracasado; sin embargo Orville y Wilbur Wright de Dayton, Ohio, EE UU, hallaron la respuesta y han pasado a la historia como los pioneros de la aviación. Para ganarse la vida los hermanos Wright tenían un negocio de reparación de bicicletas Wright Cycle Co., dado que ambos tenían buenos dotes para la mecánica. En 1899 iniciaron el desarrollo de un avión accionado por motor y desde el primer momento, sus trabajos se orientaron a controlar por completo los movimientos del aparato en las tres direcciones necesarias para el vuelo, para lo cual tuvieron que inventar el timón vertical, el elevador horizontal y los alerones.

Los vuelos iniciales de este aparato tuvieron lugar el 17 de diciembre de 1903 y fue Wilbur quien lo protagonizó, tuvo una duración de casi un minuto, ante la mirada atónita de sólo cinco testigos. Durante los dos años siguientes se dedicaron a perfeccionar los sistemas de control de su avión y a mejorar las prestaciones del motor y en octubre de 1905 ya eran capaces de controlar su aeroplano hasta el punto de dibujar ochos en el cielo y mantenerse en vuelo durante más de media hora; fue entonces cuando decidieron no seguir volando y centrar sus esfuerzos en la comercialización del invento.

Los hermanos Wright fracasaron en su primer intento de conseguir una patente para su invento, en gran medida porque ellos mismos escribieron la solicitud de patente; además en esos momentos la USPTO recibía tal avalancha de solicitudes de patentes para naves de todo tipo, reales e imaginarias, que había adoptado una política de sólo aprobar las solicitudes de invenciones que pudieran probar su funcionamiento; años más tarde se descartó esa exigencia, por ser inviable.

Gracias a una recomendación conocieron y se pusieron en manos de Harry A. Toulmin un afamado abogado de patentes de Springfield, Ohio, que tomando como punto de partida la solicitud original prepara una solicitud de patente tan amplia y hermética como creyó que era posible realizar. Él fue el que les recomendó que no dijeran nada sobre los detalles de su avión hasta que se concediera su patente y que mientras tanto continuaran trabajando en la construcción de una máquina real y práctica. También les recomendó que lo que deberían de proteger no debían ser sus aviones ni los mecanismos que les permitían deformar o flexionar las alas, sino, su sistema de control en el aire.

Redactó pues una reivindicación en los siguientes términos:

“1.- Una máquina de volar, preferentemente un aeroplano, que tiene unas porciones laterales marginales (bordes de las alas) capaces de movimiento en diferentes posiciones por encima o por debajo del plano normal del cuerpo del avión, siendo tal movimiento sobre un eje de la línea de vuelo, por lo que dichas partes laterales marginales pueden ser movidas, con diferentes ángulos con respecto al plano normal del cuerpo de la aeronave, a fin de presentar al aire diferentes ángulos de incidencia, y medios para así mover dichas porciones marginales laterales”.

Para un experto en patentes, esta redacción justifica que, probablemente, este hombre sea el único de nuestra especialidad que cuenta con una estatua por su labor como profesional de esta
materia; para un neófito, la mejor explicación de lo que Toulmin consiguió proteger en esta patente la podrá encontrar en este gráfico.

La patente de los hermanos Wright resultó ser tan fuerte que nadie fue capaz de anularla durante su vigencia, a pesar de que tuvo que hacer frente a más de 30 demandas de varios que decían haber inventado, o que alguien había inventado, el avión anteriormente. Esta patente, solicitada en 1904, se concede el 26 de mayo de 1906 US821393. Seguidamente, siguiendo también las recomendaciones de Toulmin, solicitan otras 4 patentes US1075533, US1122348, US987662, y US908929 y también protegen su invención en Gran Bretaña GB190406732, Francia FR342188, Austria AT23174 , Bélgica e Italia; todo ello da lugar a una batalla legal para hacer valer sus patentes, que duró varios años.

La primera acción que deciden emprender los hermanos Wright fue un requerimiento dirigido a Glen Curtiss de Orville, en julio de 1908, después de que este ganara un trofeo de 2.500$ con un avión patrocinado por la Aerial Experimental Association (AEA), una organización privada formada por Alexander Graham Bell en 1907. En él se le advirtió de que: «No tenemos la intención de dar licencias para utilizar las características patentadas de nuestras máquinas para exposiciones, ni para explotarla comercialmente. Ahora bien, si es su deseo entrar en el negocio de la exhibición, estaríamos encantados de concederle una licencia para operar bajo nuestras patentes con este propósito«.

Curtiss declinó el ofrecimiento y siguió construyendo aviones, seguro de que su alerón era diferente del de los hermanos Wright; pero éstos iniciaron acciones judiciales y ganaron el caso, entre otros motivos porque el juez no dio crédito al abogado de Curtiss que afirmaba que la capacidad de vuelo de su avión se debía a su habilidad como piloto; como consecuencia de esta resolución su compañía, ya en un mal momento financiero, se vio abocada a la quiebra.

En el extranjero sus demandas tuvieron resultados dispares; en Francia, el Tribunal solicitó un informe a un equipo de tres autoridades aeronáuticas que determinasen si la patente de los hermanos Wright había sido anticipada por otros; el asunto languideció de tal forma que caducó antes la patente de que se produjera una resolución sobre el caso. En Alemania, la Oficina de Patentes Alemana declaró que la patente de Wright no era válida debido a la divulgación previa efectuada por ellos mismos; años más tarde, los Tribunales confirman la resolución de la Oficina de Patentes. En Inglaterra consiguen al menos una indemnización de 15.000 libras.

Patente US821393 de la máquina de volar de los hermanos Wright.

Toda la tensión de estos juicios recaía en Wilbur, cuya salud se deteriora hasta tal punto que fallece en mayo de 1912, de tifus, una enfermedad prácticamente incurable por aquel entonces. Entonces Orville no tiene más remedio que convertirse en el representante de la empresa, pero ni como financiero, ni ante los Tribunales es tan convincente como su hermano. En 1914, por fin, recibe la noticia de que el Tribunal de Apelación le da la razón y por tanto su compañía mantiene la exclusiva de fabricación, venta y exhibición de aviones en los EE UU. Pero en ese momento surge un nuevo personaje en escena, Henry Ford, que decide apoyar a Glen Curtiss, poniendo a su disposición su abogado de patentes; no obstante y a pesar de que utilizaron múltiples tácticas en contra de la patente de los Wright, no pudieron derribar su patente; finalmente Ford y Orville acabaron convirtiéndose en amigos.

Mientras todo esto sucede Orville se da cuenta de que le puede suceder como a su hermano y que si mantiene este nivel de tensión le puede acabar costando la vida, por este motivo decide poner en marcha un plan para vender su empresa; primeramente hace un oferta de compra de casi todas las acciones a sus socios, para lo cual solicita el primer crédito de su vida y, en octubre de 1915, consigue vender su compañía a una serie de inversores, quitándose de encima lo para él era ya un enorme peso.

No obstante, la demanda de patentes iniciada continuó con los nuevos accionistas, aunque nunca fue resuelta por completo por que, en 1917, EE UU entra en la primera guerra mundial y es entonces cuando el abogado de Curtiss desarrolla un plan para implicar a todas las partes interesadas en una nueva organización conocida como Manufacturers Aircraft Association, aún hoy en activo; en virtud de este acuerdo, a todos los miembros de la asociación se les concedió el uso de la tecnología patentada, después del pago de 2 millones USD a Curtiss y Wright-Martin, sucesor del Wright Co.

En resumen, esta historia nos viene a mostrar que para embarcarse en una gran empresa es muy importante contar con una buena compañía. Los hermanos Wright tuvieron probablemente el mejor abogado de patentes de la historia (seguramente es el único que tiene un monumento en su pueblo); pero su obcecación por fabricar con sus propios medios, cuando ni siquiera disponían de ellos, en la práctica acabó con uno de ellos muerto prematuramente, y con su empresa sin alcanzar nunca el valor que se hubiera podido esperar de la magnitud del invento.


Si quieres conocer más detalles de esta historia, puedes ver este corto de National Geographic, se trata de uno de los episodios de una pequeña serie que han titulado: “Mentes Brillantes”.

Patente US1122348, de los hermanos Wright

Esto vino a significar que toda cámara de cine que estuviera rodando en Estados Unidos, necesitaba el permiso de Edison para funcionar. Edison intentó amarrar la industria el cine a base de imponer condiciones leoninas a los licenciatarios de sus patentes; pero no se percató de que los derechos de una patente son perecederos, mientras que los derivados de la Propiedad Intelectual son de una duración extremadamente más larga, esto y el descaro de algunos fue lo que propició la pérdida de la segunda guerra que entablaba.

Edison hostigaba constantemente a los fabricantes o distribuidores «no autorizados» que operaban violando sus patentes; si bien era muy habitual que con una simple amenaza con un litigio fuera suficiente para intimidar a cualquiera y expulsarlo del mercado, dada la corte de abogados que siempre lo acompañaba.